Ve otra pregunta/respuesta aleatoria
Comentario sobre el material del Libro V
Jim: Esta vez, en la sesión 102, fue de nuevo el turno de Carla para sufrir otro ataque psíquico, que intensificó una momentánea falta de armonía que experimentó. Por un periodo de tan sólo una hora o dos no pudo aceptar una parte de mi percepción sobre nuestra relación, pero ese pequeño espacio de tiempo fue suficiente, debido a la intensidad de sus emociones, para que nuestro compañero de polaridad negativa llevara a cabo un trabajo poderoso. Afortunadamente, la mayoría de las personas no tiene que preocuparse por casos tan instantáneos y espectaculares de intensificación de momentos inarmónicos, porque pocas personas o grupos de personas atraen la atención de entidades negativas de quinta densidad. Pero el principio general es que quien se aproxima a la luz tiene un honor que debe equilibrarse por la responsabilidad de reflejar esa luz de manera tan armónica como sea posible, y ese principio es válido para todos los que la buscan. Cuando no se consigue estar a la altura de esa responsabilidad, sencillamente surge una oportunidad más intensa, hasta alcanzarse el objetivo de la luz, o bien hasta apartarse de ella.
En el tercer párrafo de la segunda respuesta de Ra hallamos el concepto, la actitud clave que permite abordar estos ataques psíquicos o cualquier otra dificultad en general que pueda presentarse en la vida. Más avanzada la sesión, Ra facilita los criterios básicos para el desbloqueo del centro energético del rayo amarillo, con el que Carla trabajaba en esta situación. Se evitó la intervención quirúrgica, y los espasmos que sufría en la región abdominal pudieron controlarse por un periodo de unos dos años. ¡Ese sí que fue un trabajo poderoso!
Carla: Esta condición humana... La discordia entre Jim y yo tenía que ver con la dinámica, tan antigua como el mundo, que surge entre hombres y mujeres: la monogamia. No sé ahora mismo quién escribió el dicho: «Hogamus, higgimus, los hombres son polígamos; Higgimus, hogamus, las mujeres son monógamas». ¿Ogden Nash? ¿Dorothy Parker? De todas formas, es una verdad, o suele serlo. Al comienzo de nuestra vida juntos, Jim había expresado en varias ocasiones su deseo de mantener una relación abierta. Como, honestamente, él era más bien un amigo que un novio, y como estaba ligado a mí principalmente por nuestro trabajo en común, y no por un interés romántico, respondía naturalmente a las numerosas mujeres hermosas que encontraba en su camino. En esa misma circunstancia, a mí nunca se me ocurrió buscar otra relación. Me sentía totalmente satisfecha con tener a Don como compañero y pareja, y había renunciado desde hacía mucho tiempo a culparle por su deseo de no mantener relaciones sexuales; además, me sentía perfectamente feliz con Jim, y con nuestra amistad y nuestra intimidad juntos. ¡Cómo suscitamos la confusión con nuestros deseos! Y aun así, el deseo es justo. Sin duda, creo que buena parte de nuestro aprendizaje vital está ligado al uso adecuado de la voluntad y del deseo.
Una de las operaciones de mayor envergadura que he tenido que sufrir fue la extirpación de la mitad del colon descendente, en 1992. De ese modo, me vi libre de bastante materia antigua e inerte, y pude llevar a cabo en paralelo un gran trabajo interior a nivel metafísico. Había mucho que liberar, y me sentí maravillosamente bien por ser capaz de hacerlo. La psique y el soma, el alma y el cuerpo, están inextricablemente entrelazados, y el dolor de uno se refleja en el otro. Pero cuando el cuerpo es el único que sufre, la mente dispone de mayor libertad para revisar el trauma que cuando es la mente y las emociones las que se han dañado. Si la herida no ha sido procesada y respetada, puede afianzarse cada vez más profundamente en el cuerpo, provocar un desequilibrio y socavarlo.
Después de aquella intervención quirúrgica y del trabajo metafísico correspondiente, liberé todo lo que pude de la tragedia de la muerte de Don y de mi existencia, tan disminuida sin su compañía. Y así fue como finalmente pude emprender una nueva vida. Me mandaron a casa con una nueva dieta a seguir, que se ajustaba perfectamente a las recomendaciones de Ra. En cada revisión, mi sistema gastrointestinal mostraba nuevas úlceras y, dado que había recurrido a la cortisona durante treinta años, en realidad no era tan extraño. La dieta se denominaba «de baja sedimentación», y comprendía carnes, verduras y frutas bien cocinadas, los azúcares y las grasas que Ra había recomendado, pero no los alimentos saludables habituales: cereales enteros, frutos secos, bayas, verduras y frutas crudas. ¡Creo que casi se podría denominar la dieta «in-sana»! Sin embargo, gracias a Dios ha dado resultado hasta hoy, después de cinco años, y estoy muy agradecida por ello. Comparto con muchas personas que padecen una enfermedad crónica ese sentimiento de vivir al filo de la navaja: debo tener cuidado, pues los errores tienen un coste elevado. Especialmente echo de menos las ensaladas, pero desde luego no voy a discutir con el destino, que me ha dado estos años de vida que casi pierdo.
Una nota a propósito de «Bob»: me fue de gran ayuda para superar mis pensamientos de carácter suicida. Después de la muerte de Don, y especialmente después de descubrir lo que había estado pensando, me sentí totalmente culpable por no haber sido capaz de ver sus miedos y de haberlos despejado. Sentía que todo había sido culpa mía. El castigo, estaba convencida, debía ser la muerte. Pero no tenía en absoluto voluntad de quitarme la vida: sabiendo lo mucho que me había afectado la muerte de Don, comprendía que nunca podría hacer eso a los seres que amaba, lo que me dejó suspendida en un estado intermedio entre la vida y la muerte. A lo largo del periodo de 1984 a 1992, las fuerzas de la muerte se cernían cada vez más cerca, hasta que finalmente pude mirar a la muerte cara a cara, y hallar la fe para afirmar la vida, el amor y la sanación. El papel que desempeñó la oración para ello fue sustancial, es lo mínimo que podría decir, y las oraciones de Bob fueron especialmente poderosas para mi salvación. Él me habló de esas vibraciones suicidas mucho antes de que yo pudiera hacer otra cosa que hundirme en el dolor, y me ayudó a atravesar esas crisis de conocimiento y de juicio del yo carentes de todo equilibrio. Y a él se unieron muchos otros. Tuve la sensación de estar sostenida en el amor y en la seguridad durante el difícil periodo de 1991-92, que incluyó cuatro visitas al hospital, una enfermedad grave y un hundimiento total, además de un sistema gastrointestinal completamente ocluido.
Hemos perdido el contacto con Bob, así que no podemos facilitar al lector su nombre completo y dirección, en caso de que estuviera interesado. Nos informó de que se retiraba de la sanación activa y de que deseaba pasar su tiempo actual en profunda oración, a nivel planetario. Nuestro agradecimiento y bendición, dondequiera que estés, querido Bob.
No nos fue fácil encontrar a Arthur Schoen. Ra había pronunciado su apellido como «Shane», pero no había ningún médico de ninguna especialidad con ese nombre. Finalmente, dimos con la grafía alemana (aunque si el nombre hubiera sido pronunciado correctamente, sería «shourn», más o menos). Pero como estamos en América, por supuesto el nombre se había americanizado. Efectivamente, fuimos a visitarle, pero no llegó a tratarme, pues él y Donald veían las cosas de diferente manera. No es sorprendente, ya que Don quería que leyera el diagnóstico de Ra, y ese médico no se encontraba muy confortable pasando consulta con una entidad no encarnada.
La sugerencia de Ra de «unan las manos y caminen hacia el sol» es verdaderamente un buen consejo. Si hubiéramos sido capaces de mantenernos en la alabanza y el reconocimiento, las cosas hubieran sido muy diferentes. Pero las cosas fueron como fueron. Hoy por hoy, reconozco, alabo y agradezco cada momento que hemos pasado juntos. Cualquiera que fuera su precio, bien valió la pena.
(Todas las preguntas y respuestas de esta sesión se publicaron por primera vez en el Libro V.)
102.1 Interrogador: ¿Podrías darme primero la condición del instrumento?
Ra: Soy Ra. El déficit de energía física de esta entidad es el más sustancial con el que nos hemos topado. Las distorsiones mentales y mentales/emocionales están próximas al equilibrio, y la energía vital del instrumento en su conjunto está distorsionada hacia la salud, o la fortaleza/debilidad, debido a la voluntad del instrumento.
Los libros originales de la Ley del Uno tienen copyright 1982, 1984, 1998 L/L Research. Los libros del Ra Contact tienen copyright 2018 L/L Research y Tobey Wheelock
Este sitio tiene copyright 2003–2025 Tobey Wheelock
¿Preguntas? ¿Comentarios? Envía un correo a tw arroba law of one punto info