Ve otra pregunta/respuesta aleatoria
Comentario sobre el material del Libro V
Jim: Las dos primeras preguntas de esta parte de la Sesión 60 se refieren a la tendencia de Carla hacia el martirio en términos generales; es decir, en el caso del contacto de Ra, el deseo de Carla de servir en este contacto era lo suficientemente fuerte como para abrirse completamente al contacto hasta que no quedara energía vital para facilitar su propia transición de vuelta al estado de vigilia. La sugerencia de Ra a este respecto fue que, si ella reservaba algo de energía vital, sería posible que el contacto pudiera continuar durante un período de tiempo más largo. Ra reconoció que su lección básica de encarnación era generar tanta compasión como fuera posible y que era la raíz de la apertura sin reservas al contacto, pero Ra también sugirió que una pequeña adición de sabiduría en la reserva de alguna pequeña cantidad de energía vital podría mejorar su servicio.
De hecho, todo nuestro grupo estaba en ese entonces en el proceso de ejercer más precaución con respecto a la frecuencia de las sesiones. Habíamos empezado a recorrer el camino del mártir al tener sesiones con demasiada frecuencia y dar de sí mismo—del instrumento—hasta que no quedaba nada. Como continuamos teniendo sesiones cuando ella no estaba en buena forma, Ra también nos sugirió que demasiada prudencia al programar sesiones más espaciadas y al hacer descansar a Carla en exceso era tan perjudicial para retener el contacto como lo fue nuestro comportamiento de mártir al principio de las sesiones. Al tener las sesiones, al distribuir el material a los demás y al vivir la vida diaria en general, descubrimos que hay un tipo básico de dedicación al servicio de los demás que es útil. Pero cuando esa dedicación se centra en un fuerte deseo de que un resultado específico sea el resultado de cualquier esfuerzo para servir a los demás, entonces uno está distorsionando el servicio con ideas preconcebidas. «No es mi voluntad, sino la tuya» es la actitud que ofrece el servicio más eficiente.
Y una vez más vemos el papel beneficioso que puede desempeñar una limitación física en la propia encarnación. En este caso, se ve que la artritis de Carla es el medio por el cual ella determinó, antes de encarnar, centrar su atención, no en las actividades habituales del mundo, sino en la vida interior, la vida de meditación y contemplación que su limitación física le ofrecía. Esta misma limitación también se ha utilizado para llevar a cabo otras lecciones elegidas pre-encarnativamente, como ha mencionado Ra en las dos últimas respuestas. Tales limitaciones elegidas pre-encarnativamente confunden a muchos sanadores que tienen la opinión de que ninguna enfermedad es necesaria. Sin embargo, parece que algunas personas eligen lecciones que utilizarán toda la encarnación y no sólo una parte de ella. Por lo tanto, las distorsiones necesarias para presentar las oportunidades de este tipo de lecciones no están destinadas a ceder a los esfuerzos de sanación.
Carla: Puede parecer que he tenido una vida regida por la enfermedad y la limitación. En realidad, no es así. En una época, cuando Donald había muerto y yo aún no me había decidido del todo sobrevivir ese evento, mi estado empeoró hasta el punto de tener que permanecer en posición horizontal todo el tiempo. Pero incluso entonces pude hacer grabaciones de mensajes y canalizar, hasta el final de ese período oscuro, el mes anterior a ir al hospital en enero de 1992. Y puedo decir honestamente que incluso en ese extremo, quería quedarme.
Hoy, sencillamente, no pienso mucho en mis dolores, y no creo que los demás noten nada fuera de lo normal en mí. No aparento estar enferma, y tampoco actúo de esa manera, así que la gente simplemente supone que estoy sana. Después de haber hecho todo lo posible para mejorar mi estado, y de no haber conseguido hacer mella por ningún medio, he llegado a la conclusión de que los síntomas de dolor que experimento no son señal, sino ruido. Esta es la teoría básica del manejo del dolor que aprendí en la rehabilitación aquel fatídico año de 1992. Algo que no tiene mensaje es algo inútil, por muy irritante que sea. Iba en uno de esos carritos eléctricos que los empleados de las aerolíneas utilizan para transportar a los ancianos y débiles, y observé el constante ruido mientras el carrito se abría paso entre el tráfico de peatones en el enorme pasillo. La conductora dijo que ya no lo notaba, estaba tan acostumbrada. Exactamente. No lo hago perfectamente: Me quejo al menos a diario con mi compañero, que ha identificado el escuchar el informe diario como un servicio al fatigado. Realmente ayuda quejarse un poco. Siempre que el que se queja no se lo tome demasiado en serio.
Sé que no es fácil, y durante ese período pasé meses pensando que podría no superarlo. Es difícil enfrentarse al dolor, sobre todo al viejo, agudo y paralizante, y trabajar a través de las cristalizaciones que mantenían los brazos caídos y la espalda separada del cuello. Lo que me salvó fue el amor. Tengo una verdadera pasión por la cocina. Me encanta jugar con los sabores, mezclar hierbas y especias y todos los tipos de comida que hay. El hecho de que el resultado de este juego sean comidas que la gente disfruta es la guinda del pastel. Hace 12 años me prohibieron entrar en la cocina. Después de unas pruebas exhaustivas para asegurarme de que no iba a perjudicar mi estado, me dieron el visto bueno para volver a cocinar. Me encantaba estar en la cocina, hasta el punto de que me aferraba a los fogones y cocinaba mucho más allá del punto en el que me habría rendido si hubiera estado sentada o de pie sin hacer nada. Y también estaba el amor que tenía por Jesús: le prometí que mejoraría y que daría alabanza y acción de gracias y gloria a su santo nombre. Y lo hago con frecuencia. Entre los dos, se produjo un milagro para mí, dado por el Amor a amar por el Amor mismo. Y rezo para poder compartir mi historia de ser un Errante y uno que desea servir, con todos aquellos que están despertando a su identidad espiritual en este momento.
Sí, todavía estoy limitada por mis restricciones físicas. He pasado literalmente años refinando un horario con el que puedo vivir, que tiene la mayoría de las cosas que quiero en mi vida, sin estresar demasiado mi frágil cuerpo. En este momento, Jim y yo tenemos las cosas muy bien resueltas, y he tenido la suerte de escapar de las dificultades este último año más o menos. Es la primera vez. Me tomo las cosas a la velocidad que sé que es segura para mí.
No hace falta decir que, cuando este contacto estaba en curso, no tenía ese concepto de precaución. Adoraba a Don, quería este contacto más que cualquier cosa que le hubiera visto perseguir; durante este tiempo era realmente un hombre feliz. Eran momentos de oro para mí: Desde 1968 sólo tenía un objetivo, y era crear un verdadero hogar, tanto físico como metafísico, para Don. Sabía que le reconfortaba estar conmigo, así que sentía que siempre lo ayudaba. Pero este estado en el que se encontraba era único. Aquí estaba mi amor estelar, en paz y completamente satisfecho con su vida por primera y única vez que lo vi. Me moría de ganas de hacer la siguiente sesión, sólo para poder despertarme y verle sonreír de placer.
Por las preguntas que Don planteaba, no es difícil observar que estaba convencido de que mis mayores oportunidades de sanación radicaban en el trabajo mental que seguía la fe que él había escogido: la fe de la Iglesia Madre de Cristo Científico. Cuando un miembro de su familia cogía un resfriado o una enfermedad, solía llamar al facultativo practicante de esa fe, que dedicaba cierto tiempo a la oración y la meditación, afirmando la perfección de todo lo que parecía ser imperfecto. Esa forma-pensamiento es muy valiosa, y deseo rendir homenaje a esa maravillosa práctica de afirmar la perfección. Pues es la verdad primordial: detrás de todo lo que parece imperfecto está la total, indescriptible perfección, más allá de toda medida. Así lo he sentido siempre y lo siento, aunque nunca he sido capaz de expresarlo con palabras; pero tengo la convicción de que esas experiencias son auténticas.
En cuanto a la idea de que haya escogido mis limitaciones antes de la encarnación, y la lección de dar amor sin expectativa de recibir nada a cambio, ambos temas habían sido examinados durante una regresión de vidas anteriores, realizada con Larry Allison en 1975, y estaba segura de que era precisamente así. Lo sentía como una verdad que clamaba con la profundidad que asocio a la verdad personal. Sentía y siento siempre que tengo la suerte de estar viva, y si debo pagar un precio por ello, bienvenido sea. ¡Me alegro de poder estar en la fiesta! Cuando muera y deje este mundo, espero estar satisfecha por haber hecho todo lo que pude, cosa que todavía no siento. Lo que sé es que todavía tengo que escribir cierto testimonio de las verdades que se me han enseñado a tan alto precio. Cuando haya escrito todo lo que sé sobre la vida de devoción que he llevado en medio de todo ello, entonces estaré relativamente satisfecha de haber cumplido mi parte del servicio. Pero nunca sabemos dónde acaba ese servicio, ¿no es así? No doy por hecho que sé todo lo que el destino tenía reservado para mí; y precisamente prefiero dejar que me sorprenda.
(Las preguntas y respuestas publicadas por primera vez en el Libro V se muestran con este color de fondo.)
60.22 Interrogador: Y la naturaleza del panal, ¿hay entidades encarnadas de tercera densidad que viven en las zonas del panal? ¿Es esto correcto?
Ra: Soy Ra. Esto fue correcto en un tiempo. No es correcto en este espacio/tiempo actual.
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